La crisis humanitaria y de conflictos en la Franja de Gaza ha alcanzado cifras devastadoras. El Ministerio de Sanidad palestino ha anunciado que ya suman 3,000 los palestinos fallecidos en Gaza desde el inicio de las hostilidades entre Israel y las milicias del enclave. A este oscuro panorama se suma un alarmante aumento de unos 200 muertos en un solo día, seguido de una serie de bombardeos israelíes que marcan la undécima jornada consecutiva de confrontaciones.
El martes, las hostilidades continuaron sin pausa, con ataques aéreos que alcanzaron diversas ciudades de la Franja. Proyectiles lanzados desde el enclave también tuvieron como objetivo comunidades israelíes y ciudades en la zona central de Israel. Las ciudades palestinas de Jan Yunis, Rafah, Deir Balah y Gaza, enfrentaron fuertes ataques aéreos, exacerbando aún más la ya crítica situación humanitaria.
El grupo islamista Hamás, que ha mantenido el control de la Franja desde 2007, ha confirmado la muerte de Ayman Noufal, uno de sus principales líderes militares. Por su parte, el Ejército israelí ha anunciado haber alcanzado más de 200 objetivos pertenecientes a Hamás, resultando en la muerte de varios de sus miembros.
No solo la vida humana está en juego en este conflicto. La infraestructura vital para el bienestar de la población está en grave peligro. La falta de combustible, agravada por los bombardeos, ha interrumpido el funcionamiento de varios centros sanitarios en Gaza, vital para atender a los heridos. La crisis se profundiza con la paralización de las desalinizadoras de agua debido a la escasez de carburante, provocando un grave problema de abastecimiento de agua potable.
Estas acciones bélicas se desencadenaron tras el ataque sorpresa de Hamás el pasado 7 de octubre, que resultó en más de 1,400 muertes en territorio israelí. La respuesta de Israel ha sido un bombardeo continuo sobre Gaza, agravando una situación ya de por sí volátil en la región.